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Cuando este jueves bajábamos de Andacollo, nos sorprendimos con la triste noticia. Alguna información teníamos de su estado de salud, pero nunca esperamos que su partida fuera tan repentina. Luego, tras llegar a la inauguración del nuevo sitio 3 del Puerto nos encontramos con muchos dirigentes coquimbanos tristes y conmocionados por la noticia del fallecimiento de Pedro Velásquez Seguel, ex alcalde y ex diputado, que sin duda marcó un antes y un después en la historia de la ciudad de aguas tranquilas.

Quien se auto definió como un hijo de la reforma agraria, de familia campesina, fue un hombre hecho a sí mismo. Al alero de las juventudes de las comunidades católicas y como líder vecinal en la Parte Alta, forjó su temprano liderazgo. Como Alcalde de Coquimbo le dio dignidad a miles de familias con obras de alcantarillado, pavimentación y regularización de títulos de dominio; también de construcción de miles de viviendas sociales. Era la época de los gobiernos de la Concertación, del programa Chile Barrio del Presidente Frei, de intendentes como Renán Fuentealba. Esos viejos buenos tiempos cuando nuestro país crecía y reducía la pobreza de un 40% a un 10%. También tuvo la visión de transformar la comuna en un destino turístico masivo, de símbolos perennes y adornada por palmeras.

Me tocó competir con Pedro en 4 procesos electorales y conocer (y sufrir) en carne propia su natural talento político, los fuertes lazos que marcó con tanta gente incondicional a su figura y legado. Tuvimos encontrones y diferencias, pero me quedo con la paz y coincidencias que marcaron nuestras últimas conversaciones, incluyendo un lindo mensaje que me escribió cuando formamos Demócratas.

Vayan para su señora Moira, para sus hijos Felipe y Rocío, mis sinceras y profundas condolencias. También a tantos dirigentes vecinales que recuerdan con cariño a quien, digan lo que digan y hayamos dicho –, le cambió la cara a Coquimbo por siempre.