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ÑEn estos días, 158 familias de Ovalle se están cambiando a su nueva casa, después de demasiados años de esfuerzo y de espera. Esto, a partir de la entrega de las nuevas viviendas del proyecto San Sebastián, el que pude acompañar prácticamente durante 12 largos años. Me tocó conocer a muchas de las familias y sus dirigentas (siempre son mujeres las que encabezan los comités pro casa) comenzando mi primer periodo de diputado, creo por el año 2011 en la antigua sede de madera de la Villa Los Alcones; asumiendo el compromiso de acompañar y apoyar todas las gestiones hasta que tengan su casa.

En esta historia son más los momentos difíciles que los alegres. Tuvimos que trabajar y convencer a ministros de 4 gobiernos distintos, a diferentes seremis de vivienda, de bienes nacionales y directores regionales de serviu. Primero lograr la compra del terreno, que se priorice a Ovalle para construir viviendas sociales y concretar un proyecto elegible y financiable. Ilusionarnos con ideas que no resultaron, como las casas eco sustentables que nos hicieron perder tiempo, al igual que empresas constructoras que no dieron el ancho para cumplir el sueño anhelado de familias que postulaban a su casa propia hace 12, 15 y hasta 18 años.

Esta semana, la historia del proyecto San Sebastian tuvo un final feliz y la alegría de las familias al recibir las llaves de su casa propia hizo que los malos ratos y las dificultades queden en el pasado. Corresponde agradecer al equipo del Ministerio de Vivienda, del Serviu en la región y también en la Secretaría Regional Ministerial. También reconocer lo importante que fue aprobar la ley que facilita la implementación del Plan de Emergencia Habitacional, que nos va a ayudar también en la concreción de nuevas viviendas sociales, como por ejemplo el Proyecto El Trébol, que considera a 477 familias también de Ovalle, que ya ven como avanza la construcción de su nuevo hogar.

Compartimos la alegría de las familias al recibir su casa propia, pero también debemos reflexionar. No puede ser normal que se deba esperar 18 años o 15 años o 10 años por una vivienda. Vivimos una emergencia habitacional y debemos movilizar las voluntades para enfrentarla con sentido de urgencia.