El inicio este viernes recién pasado de la votación de las normas en el Proceso Constitucional, iba a marcar una clara señal del futuro del proceso.
En semanas anteriores habíamos advertido que en muchas enmiendas votadas en comisiones, Republicanos y Chile Vamos cometían los mismos errores que la izquierda en el proceso anterior: proponían normas identitarias y partisanas, que lejos de interpretar a toda una nación dirigían señales de pertenencia a sus electores. Por eso fue tan relevante la votación de las consejeras constitucionales Gloria Hutt (Evópoli) y Lorena Gallardo (RN), quienes junto a los consejeros Edmundo Eluchans (UDI) y Germán Becker (RN), rechazaron el cuestionado inciso según el cual “Todo ser humano es persona”.
Estos y estas “4 valientes”, como fueron apodados por la prensa, entendieron que más allá de la discusión doctrinaria del concepto, se jugaba el intento de pretender, por vía indirecta -y junto a la norma que pretende proteger el derecho a la vida de “quién” está por nacer, y no de “el qué” está por nacer- revisar la discusión de la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en 3 causales. Más importante que ello aún: la votación en contra del inciso en cuestión permitirá, llegada la consideración de la norma a la Comisión Experta, incorporar en el propio artículo 1 del texto el concepto de Estado Social y Democrático de Derecho, tal como figura en el anteproyecto de los expertos y expertas.
Por eso no podemos sino valorar la actitud de Chile Vamos, escuchando a quienes, desde el centro y la centroizquierda por el Rechazo (incluyendo a Demócratas y Amarillos), hicimos un llamado público a no cometer los mismos errores del proceso anterior.
Se abre entonces una puerta, una luz de esperanza, para generar acuerdos que en definitiva desemboquen en un texto que haga sentido a las grandes mayorías de la ciudadanía. Ni más ni menos poder exigirle a una Constitución.