En promedio 3 y hasta 8 años puede esperar un niño o niña para que pueda ser adoptado hoy en nuestro país y ser parte de una familia. Este es uno de los principales problemas que queremos ayudar a resolver con la reforma al sistema de adopciones que aprobamos en la comisión de familia, infancia y adolescencia del Senado, en segundo trámite legislativo; tratando de reducir el tiempo a un máximo de 12 meses, para que niños, niñas y adolescentes puedan vivir en un entorno familiar.
Se trata de un proyecto de ley que lleva demasiados años de tramitación y quiere poner a niños, niñas y adolescentes en el centro de la legislación, asegurando que tanto sus derechos como las garantías sean protegidos y que las decisiones para ser adoptados se tomen de manera integral, evitando demoras innecesarias, luego de agotar todas las posibilidades de inserción en su propia familia.
Esta iniciativa persigue en principio la re vinculación familiar. Si no es posible, busca que niños y niñas vulnerados en sus derechos no tengan que crecer en una residencia sino en una familia adoptiva, cualquiera sea su composición; que le brinde afecto y le procure cuidados para satisfacer sus necesidades físicas, mentales, espirituales, morales, sociales y culturales, cuando ello no le pueda ser proporcionado por su familia de origen. También que los hermanos puedan ser adoptados en conjunto y que puedan conocer a su familia sanguínea para comprender su historia.
Esta reforma, además, se gesta en un momento en que muchas parejas mantienen dificultades para tener hijos, con altos índices de infertilidad, a pesar de que quisieran tener un niño o niña en su grupo familiar. Hoy las parejas y familias enfrentan un camino largo y lleno de obstáculos para completar una adopción, y muchas veces el proceso se convierte en una fuente de frustración y desánimo. Con la implementación de esta nueva ley, se podrá ofrecer un proceso más claro, expedito y justo para todos los involucrados.
Ahora esta reforma será revisada en el Senado por la Comisión de Constitución y luego en tercer trámite en la Cámara de Diputados con mucha responsabilidad y celeridad, porque la idea es que sea ley a fines de este año. Se trata de dar una mejor respuesta a la realidad de cientos de niños y niñas que hoy viven en instituciones y centros de acogida, esperando ser adoptados y que cada día que pasa en trámites y evaluaciones es un día perdido para la responsabilidad del Estado de crecer en una familia, que quiere cuidarlos, amarlos y protegerlos.